martes, 17 de junio de 2008

Trichet y Gary Lineker

Dejándose llevar por el entorno, Claudi Pérez retomaba en un artículo en El País del domingo la definición geopolítica del fútbol atribuida a Lineker: "Un deporte en el que juegan 11 contra 11 y al final gana Alemania". Viene a cuento, como intenta explicar este Observatorio en cuatro parrafitos de nada.

El pasado martes, el presidente del Banco Central Europeo (BCE), en la foto, anunció una posible subida de los tipos de interés de referencia tras la reunión del próximo 3 de julio. La decisión es difícil y controvertida, pero conviene no olvidar que el BCE hace lo que tiene que hacer: En un anexo del Tratado de Maastrich (firmado en 1992 por el Rey, entre otros), se dice así de claro: "El objetivo primordial del SEBC (*) será mantener la estabilidad de precios. Sin perjuicio de ese objetivo, el SEBC apoyará las políticas económicas generales..."

Aclarado pues que por ley se encargó al BCE mantener el crecimiento de los precios a raya, la pregunta con la que frecuentemente se encuentra uno es ¿cómo demonios se controla la inflación actuando sobre los tipos de interés?. La respuesta es compleja (**), pero puede simplifcarse de la siguiente forma: Una subida de tipos de interés provoca en los ciudadanos que sea menos atractivo endeudarse para consumir, que sea más atractivo ahorrar y que tengamos menos dinero para gastar, porque pagamos más intereses por nuestros préstamos. Simplificando, una subida de tipos tiende a que los particulares gastemos menos. Por lo tanto, los que venden deben moderar los precios para ajustarse a las menores ganas de gastar, y de esta forma, se consigue lo que se quería: controlar los precios.

Pues está claro, ¿no?: Si el BCE tiene que mantener a raya los precios, y la "receta" es que cuando los precios suben, se suben los tipos para frenarlo, ¿qué problema hay?. Pues varios, varios, y grandes, porque se cuestiona tanto esta forma de controlar los precios, como que el objetivo principal del BCE sea el control de los precios. Habrá oído el lector que el efecto que tiene sobre los precios el encarecimiento del petróleo (el coste de la energía en abril era un 10'8% más caro que en abril de 2007) y el encarecimiento de los alimentos (7% en abril). Ambos encarecimientos no se producen en la UE, y por eso se llama "inflación importada". El camino que lleva de una subida de tipos a que la gasolina baje se hace demasiado tortuoso, demasiado poco claro.

Por otro lado, una subida de tipos ayudará a controlar la inflación, pero provoca otras cosas. Si se ralentiza el consumo, la crisis se agudiza. Y las cosas están lo suficientemente mal como para echar más leña al fuego. Lo interesante es que las cosas no están tan mal en todos lados, porque si todos los países de la zona euro tuviéramos el mismo problema, sería relativamente fácil atacarlo. Pero es que las economías no están todas igual, y una subida de tipos puede venir muy mal a España, y bien a un país en plena fase de crecimiento.

Alemania presentó un crecimiento del PIB en marzo del 1'5% (por nuestro 0'8%, observatorio del 21 de mayo), con una inflación sensiblemente menor que la nuestra.

Lineker es un vidente.

(*) SEBC: Sistema Europeo de Bancos Centrales, que está formado por el BCE y por los Bancos Centrales de los países de la UE, en nuestro caso, por el Banco de España).
(**) Véase, para mayor detalle, la explicación que da el propio BCE, en el capítulo 3 de http://www.ecb.europa.eu/pub/pdf/other/monetarypolicy2004es.pdf

jueves, 12 de junio de 2008

A donde va Vicente


El comportamiento del Ñú es posiblemente un buen ejemplo. Habrán visto los lectores en la tele, sesteando casi seguro, un ataque de una familia de leones a un rebaño de Ñús. Los Ñús huyen todos juntos, hacia donde vaya el grupo, pero ningún individuo tiene conciencia de a dónde va. Sencillamente, va con el grupo.

De una forma similar se comportan otros animales... incluyendo a los humanos. Usted, sí, sí, usted, también se comporta así. Suponga que va usted a tomar una cerveza con unos amigos, en una determinada zona. Allí, existen varios bares similares y juntos, todos vacíos, y todos desconocidos. Unos minutos antes de que ud. llegue, dos viejos conocidos se encuentran en la calle y tras los ¡hombre qué tal! de rigor, deciden entrar a tomar algo en el primer bar que encuentran. Al llegar ud., ve todos los bares vacíos, menos uno. ¿A cuál entra? Sea sincero, al bar con más gente, emulando a nuestos congéneres... ¿por qué?.

La pregunta tiene su importancia, porque las causas subyacentes son capaces de explicar comportamientos económicos (o antieconómicos) de las personas. Larga es la lista de estudiosos, algunos premios Nobel, que han dedicado su tiempo a caracterizar esta actitud, bautizada como "herd behaviour", y traducida por este Observatorio por un mucho más castizo "a donde va Vicente va la gente".

Viene esto a cuenta de algunos episodios que se han podido observar estos días. Como la gente esperando horas para echar gasolina al coche, o haciendo acopio de alimentos. Dejando de lado los casos especiales, ¿es que alguien cree que los camioneros van a llevar su huelga al extremo de que vamos a pasar hambre?. Quizá lo que hemos visto estos días es un comportamiento económicamente irracional guiado por el instinto de manada que aún tenemos en nuestro interior.

Como somos más sofisticados que un Ñú, lo racionalizamos: "por si acaso", "los niños", "zp"... pero el comportamiento parece justificarse por la seguridad que da mantenerse en el centro de la manada... si todo el mundo lo hace, lo que más tranquilos nos deja es hacerlo igualmente.

En la primera clase de primero de carrera un profesor dijo "la economía es más una ciencia humana que social..." qué razón tenía.

lunes, 2 de junio de 2008

Un franco, catorce pesetas.


Propone este observatorio a sus lectores que antes de seguir leyendo, pongan el ratón sobre este vínculo (http://www.youtube.com/watch?v=K2-YtppJVv4), hagan "click" con el botón derecho y seleccionen "abrir en otra pestaña". En breve, tras una cortinilla digna de la quinta temporada de Corrupción en Miami, escucharán una melodía conocida. ¿La reconocen?

"Es una ocasión singular la de que el dólar esté... de-va-luuuado..." Y así es. Por un euro nos dan 1'55 dólares, lo que puesto en términos más de toda la vida es, pásmense, que el dólar está a 107 pelillas. Y hace unas semanas, alcanzó su valor más bajo, 104 pelillas. Para aquellos lectores que no estén ya buscando vuelos a Nueva York, y con el ánimo de que lean esto en el tiempo que le lleva a Ana tildar de ardid a los telefilmes, este Observatorio ilustra este dato con tres breves reflexiones:

Una, evidente, es que al Departamento de Policía de Miami le iba a salir el coche de Sonny Crockett por un pico. Un Ferrari cuyo precio de venta es, digamos, de 100.000 euros le costaría a los tipos de cambio de 1984 unos 75.000 dólares, y a tipos de hoy, unos 155.000. Generalizando, los europeos cuyo negocio sea vender a EE.UU. (o a los países cuya moneda está ligada al dólar) están jodidos.La recíproca es cierta: la situación del tipo de cambio ayuda a los importadores.

Segunda. De todas las exportaciones que hace España, el 56% tienen como destino otros países cuya moneda es el euro, por lo que el tipo de cambio no les afecta. Otro 14% de lo que se exporta va a otros países de la UE que no han adoptado el euro. En estos casos, se puede esperar que el tipo de cambio sea bastante estable.

Tercera. El petróleo se paga en dólares. Y pagar por un barril de petróleo (que cuesta 130 dólares) solamente 84 euros, ayuda a reducir el impacto del encarecimiento de la energía.

Todo tiene sus pros y sus contras. Plantea este Observatorio cómo estaríamos si el euro no estabilizara el precio del 70% de nuestras exportaciones. O cómo nos afectaría el barril de petróleo, si estuviera un 30% más caro porque el dolar no estuviera... de va luuuuado.